Las mentes perturbada a veces deseamos cosas sin pensarlas. Como cuando te pedí a ti. Cuando pedí destrozarme la vida a golpe de abrazos. Me tiemblan las manos mientras dudo de mí misma. ¿Realmente estor preparada para joderme tanto? Todo lo que he deseado era miedo y guerra. Vivir entre piedras y agua salada. Quiero destruirme, sí. Pero ¿a qué precio? He intentado suicidarme con un golpe seco. Y me he encontrado con la peor de las torturas. Una gota tibia cayendo mejilla abajo.
Un recuerdo herrumbrado que se clava en las rodillas y me doblega. La boca contra el suelo me obliga a tragarme el orgullo y las dudas. Y seguir adorándote hasta que me hinche de mentiras y explote. Como si fuese un mito postmoderno de la autodestrucción. Del odio a una vida vacía que me obliga a arrancarme la piel a tiras para sentir algo. He tenido que optar por la crudeza, porque la felicidad era un producto de consumo de masas.
Archive for marzo 2012
- No me pasa nada.
13.3.12 § 2
Tan sólo es que alguien tan miserable y prescindible como tú no merece el esfuerzo de que te diga la verdad. Mejor te voy azotando lentamente hasta que te salga a ti de un solo grito.
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